Al principio no era algo que nos preocupase demasiado: escogíamos contraseñas tontas, fáciles de recordar para nosotros y, a la vez, fáciles de descifrar para cualquier hacker. Pero ¿quién iba a entrar en nuestro correo? ¿para qué? Era algo casi impensable. Poco a poco, con cada vez más cuentas en servicios de Internet, nos hemos ido dando cuenta de que las claves que elijamos son realmente importantes. Desde para evitar que nos hackeen una cuenta para enviar spam hasta evitar que alguien nos robe el wi-fi. En unComo.com te explicamos cómo elegir una contraseña segura para Internet.
Las contraseñas seguras tienen dos características principales: son de por lo menos 8 caracteres y están formadas por mayúsculas, minúsculas, números y, a ser posible, símbolos.
Para hacer que esta contraseña sea, además, algo que puedas recordar, puedes probar algún truco. Escoge una frase que solo tú conozcas y coge sus iniciales. Por ejemplo, "Mi hermano Juan nunca podrá descifrar una contraseña como esta" quedaría en "MhJnpd1cce".
Otro truco es escribir una palabra o nombre propio sustituyendo las vocales por números. Por ejemplo, ¿eres muy fan de Harry Potter? ¿Qué tal escoger un personaje del libro -para hacerlo menos evidente-? Hermione Granger sería "H3rm10n3Gr4ng3r".
Otra de las claves es evitar utilizar la misma contraseña para todos tus servicios. Para seguir siendo capaz de recordarlo, puedes usar siempre una clave base con un final diferente según el servicio. MhJnpd1cce-fac para Facebook, MhJnpd1cce-twi para Twitter, por ejemplo.
No escribas las contraseñas, pero si es realmente necesario (hay gente con poca memoria), guarda el papelito en un lugar seguro al que solo tú tengas acceso o en el que solo tú sepas que están.
Cambia la contraseña con regularidad, para conseguir más seguridad.
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